sábado, 2 de mayo de 2015

Epigenética de la cirrosis no alcoholica

 La S-adenosilmetionina es el mayor donante de grupos metilo que existe en la célula y por tanto sus niveles van a tener una implicación directa en la modificación epigenética y en el desarrollo del cirrosis hepatica.

En el hígado, explicó, se producen tanto la síntesis como la degradación de SAMe, y por tanto este órgano controla la homeostasis del metabolito. “Las enzimas responsables del anabolismo y catabolismo de SAMe son respectivamente la Metionina S-adenosiltransferasa (MAT) y la Glicina N-metiltransferasa (GNMT)”.  Así, se sabe que los pacientes con cirrosis hepática presentan bajos niveles de SAMe debido principalmente a una disminución en los niveles de expresion del gen codificante para MAT, MAT1A.

El primero en tener unas ciertas evidencias de la importancia de los grupos metilo en los daños hepáticos fue Best. “En 1932 cuando demuestra que un grupo de experimental de ratas es alimentada con una dieta deficiente en grupos metilos como metionina, colina o folatos, el hígado desarrolla esteatosis. Y cuando la dieta continúa en este grupo experimental las ratas desarrollan esteopatosis, fibrosis y carcinoma hepatocelular. En 1947, Kinsel muestra que pacientes cirróticos tienen alterado el metabolismo de metionina. En 1988, Martin-Duce, ya más próximo a la molécula de SAMe, describe que pacientes cirróticos tienen reducidos niveles de S-adenosilmetionina; es una de las primeras evidencias claras donde existe una relación entre la enfermedad hepática y esos niveles de SAMe”.

Pero también SAMe puede tener unos efectos beneficiosos, apuntó. En unos estudios en pacientes cirróticos, en estadio iniciales y medios de la cirrosis, la supervivencia de los enfermos aumenta con el tratamiento con SAMe en comparación en pacientes donde se trataron con placebo. “Por tanto, tenemos unas alteraciones en los niveles de SAMe que pueden tener una unión con el daño hepático y por otro lado el tratamiento con SAMe en determinados pacientes en determinados estadios pueden jugar un papel beneficioso”.



Asimismo, este grupo ha demostrado que niveles elevados de SAMe, como los que se producen en el modelo de ratón donde el gen GNMT se ha deleccionado (GNMT-KO) y en pacientes con mutaciones en este gen, “desarrollan esteatohepatitis, apoptosis, fibrosis y carcinoma hepatocelular en los que las modificaciones epigenéticas juegan un papel principal”.

Estos resultados, subrayó, ponen de manifiesto que los niveles de SAMe requieren una regulación muy fina, ya que tánto un exceso como un defecto de esta molecula provoca un desorden metabólico que conlleva a una proliferación comprometida del hepatocito y el desarrollo de la enfermedad hepática.
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